domingo, 18 de enero de 2015

Las opiniones de los demás

Hay una serie de factores que influyen las opiniones que alguien pueda tener acerca de nosotros: Sus visiones de cómo funciona el mundo, su pasado, sus experiencias, sus prejuicios, sus miedos, etc.
Cuando alguien nos da su opinión acerca de nosotros o algo de lo que estamos haciendo, reaccionan a elementos que tienen significado para ellos, pero lo verbalizan en una frase general que tenga significado para nosotros. Cuando alguien nos da su opinión acerca de nosotros o algo de lo que estamos haciendo, su opinión realmente tiene más que ver con ellos que lo que tiene que ver con nosotros. Cuando alguien nos da su opinión, crea una ventana psicológica para que su percepción se palsmee en nuestra realidad. 
 Esto es igualmente cierto para los comentarios tanto positivos como negativos. Pero los comentarios negativos siempre causan más impresión. Y se pueden desencadenar 1 de 2 situaciones:

PRIMERA: dependiendo del impacto que cause un mensaje en nosotros (o de cuánto estábamos buscando o temiendo un tipo de respuesta) usualmente los internalizamos. Olvidamos que originalmente eran las palabras de alguien más y nos las empezamos a decir a nosotros mismos, pero ahora con nuestra propia voz. 
Esta, muchas veces se vuelve nuestra voz maligna interna, fantasmas de niñez, o una voz de alerta en esteroides. Es la voz que nos dice: No. No puedes. No eres suficientemente bueno. Nadie va a venir a tu fiesta de cumpleaños. No olvidarás a tu primer amor. Eres egoísta. Nunca tienes nada en orden. 
Es la voz que nos da miedo y nos amarra… la que no nos deja seguir adelante. 

SEGUNDA: dependiendo de las emociones que evoque un mensaje en nosotros (de cuánto nos moleste o nos perturbe) usualmente tratamos de desmentirlo. Permitimos que un comentario cambie el enfoque de nuestras intenciones y motivaciones originales- para poder probarle a alguien que Sí. Ves que sí podía hacerlo. 
El problema es que agarramos el comentario de alguien y lo convertimos en un reto que nos hace reaccionar, cuando al principio nuestra motivación era personal y nuestro éxito sería nuestro también- no un "Te lo Dije" para alguien más. 

Ambas situaciones son igualmente lastimosas y evitables. Es difícil evitarlas, pero ese es el reto de a través del razonamiento ser mejor que nuestros impulsos y nuestras reacciones. 
Es imperativo evitarlas porque primero, la mayoría de las veces las otras personas no han pensado a profundidad las opiniones que emiten y no tienen NI IDEA de la trascendencia que sus comentarios pueden tener. 
Segundo, porque tenemos que procurar siempre permanecer conectados con nosotros mismos- con nuestro instinto, con nuestras motivaciones.
Que sean sueños o miedos los que nos hagan actuar, pero que sean nuestros.
No digo que no hay que escuchar los consejos ni las guías de los demás. Pero take them with a grain of salt. Que su alcance esté limitado al universo de la situación en la que se pronunciaron.
Son opiniones de otros humanos que tienen tantos miedos y tantos sueños como nosotros. 
Que sea tú opinión la que valga más. 
Asímismo, tengamos en mente el impacto que nuestras opiniones pueden tener en los demás. Y escojamos prudentemente nuestras palabras y apropiadamente los momentos para intervenir. 
Aquí estamos todos tratando de encontrar (y formar) nuestros caminos.

No seamos obstáculos en el camino de nadie más.

Más importante aún, no seamos el obstáculo principal de nuestro propio camino. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario