Es sabido que cuando uno
siente que las cosas no pueden ir mejor
o que por lo menos está viviendo un estúpido equilibrio vital, todo tiende a
desmoronarse casi instantáneamente. Es así, una regla, una estúpida
consecuencia de la conciencia. Porque quizás uno al pensarlo se está llenando
de miedo la vida y se está abriendo al mismo tiempo a las malas vibras.
Tengo la alucinación de que cuando uno es ignorante de su propia felicidad, puede conservarla mucho más tiempo y en mejor estado.
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