
domingo, 12 de febrero de 2017
Por los viejos tiempos
“Es una de esas noche donde en
otro tiempo hubiera estado encerrada entre tus brazos, ahora dormís solo, yo
también, sin embargo el recuerdo quedó, quizá algún día vuelva a ser real y no
sólo un recuerdo nuestro.”
Hoy volví a estar entre tus brazos, me
abrazaste con fuerza, repetiste mil veces que me amabas, que me extrañabas,
pero nos hacemos mal y lo sabemos. Cuando estamos juntos el mundo se para, hoy
lo entendí. Y si… ¿nos hacemos mierda? y si… ¿nos destrozamos y nosotros
mismos nos curamos?
Te amo, pero te amo siendo libre, viví,
quiero verte triunfando, llegando lejos, voy a estar siempre orgullosa de vos y
como vos dijiste hace un tiempo mirándome, te amo tal y como sos, somos para
siempre.
Creo que nosotros
mismos buscamos estar mal, hay veces que las cosas van realmente bien y eso nos
asusta, necesitamos tener miedo de algo, necesitamos sentirnos a la deriva, si
no... ¿por qué cada vez que todo marcha como uno siempre se lo imaginó empieza
a buscarle bajas? ¿A buscarle defectos? Los cambios son algo natural en la
vida, todo el tiempo se está cambiando, si no es de ropa es de pensamiento, si
no es de pensamiento es de actitud, de forma de ser… ¿por qué cuando llegan nos asustan
tanto? ¿Por qué nos cuesta tanto tomar decisiones
que nos den un giro 180°? Nos cuesta dejar, nos cuesta cambiar, nos cuesta
tomar decisiones que nos hagan enfrentarnos a algo nuevo en la vida, que nos
hagan tener que dejar las viejas costumbres para cambiarlas por nuevas
costumbres que, probablemente, en algún momento vuelvan a ser viejas costumbres
para ser reemplazadas por nuevas.
TENEMOS QUE
ACOSTUMBRARNOS A LOS CAMBIOS. Si no lo hacemos ¿cómo enfrentar un cambio de
trabajo, de lugar de estudio, de vivienda, de pareja, amigos, de todo…? Siempre van a ser situaciones
cotidianas de la vida, no podemos permitir que nos asusten así.
¿Te acordas...?
¿Te acordas cuando te gritó a la cara que no te quería
perder? ¿Cuántas veces te pidió perdón por creer que no era lo que vos querías
ver? ¿Te acordas cuando muerta de miedo te pidió perdón porque pifió? ¿Te
acordas como se torturaba por el error que cometió gracias a tu falta de
atención? ¿Te acordas cuando te contó su pasado, ese que tantas veces volvió y
la lastimó? ¿Te acordas como te sonreía y con esa luz en los ojos te decía que
te quería? ¿Te acordas cómo miles de veces fue contra el mundo por vos y en
cada una de ellas un poco más se rompió? ¿Te acordas todas esas veces donde
sólo ella te apoyo? ¿Te acordas cuando lloraba porque estaba desilucionada? ¿Te
acordas de como soportó tus idas y vueltas a pesar de lo mucho que le dolían?
¿Te acordas cuantas veces le dijiste que hasta ahí llegaban, te acordas cuántas
veces fueron las que lloraron? Porque estoy segura de que fueron demasiadas
como para ser contadas. Te acordas cuando creíste amarla, cuando la reclamaste
tuya, porque así la sentías, porque así la veías, los gemidos se escapaban, su
risa no tardaba en llegar por alguna estupidez que habían hecho mal, los besos
calientes de acá para allá y cada latido marcando un principio y un final, ¿te
acordas? ¿Te acordas cómo fue perdiendo fuerza, cómo de a poco iba cayendo en
la triste realidad de quién amaba más? ¿Te acordas cómo te pedía que le digas
la verdad porque así no podía más? ¿Te acordas lo cansada que estaba? Lo vacío
que se sentía eso… como
no te importaba el amor que te tenía, o lo que dabas a pensar.
¿Te acordas como se empezó a alejar? ¿Te acordas el
ruido asqueroso que hizo para que te des cuenta de que no te quería soltar?
¿Los gritos que pegaba para que veas que, a pesar de todo, todavía se quería
quedar? Cómo lloraron juntos… Decime si te acordas de cómo pataleo, lloró y creo un
ruido ensordecedor esperando que le pidas que se quede, pero tristemente eso
nunca paso. Decime si te acordas, si te acordas de cuanto se cansó de fallarse
a si misma para no fallarte a vos, de cuando se cansó de hacer un ruido que era
escuchado por todos menos por vos, cuando bajó los brazos y se sacó la venda.
Por favor, más que nada contanos que sentiste cuando
la viste sonreír y el motivo no eras vos, contame que se sintió verla de la mano
con alguien más, verla llena de vida, llena de esa luz que hace tiempo no
tenía. Decime, decime qué sentiste cuando entendiste eso de “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, o hasta
que ve que alguien más lo tiene”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)